Hoy estoy en el horno, literal, y les quiero contar una forma de innovar con 7 ingredientes.

Una amiga, chef experta y creativa, me dijo “la diferencia entre cocinar un guiso y un bizcochuelo es la que hay entre la física y la química”. 

En el guiso vas metiendo la cuchara mientras se hace y agregando más sal, pimienta, agua si hace falta, subiendo y bajando el fuego según el momento de la cocción. 

En la repostería, en cambio, preparás la mezcla, la ponés en el horno y a esperar. Ya no podés meter mano ni agregar nada. ¿El resultado? Misterio, y si sale bien, un éxito.

Crear un nuevo proyecto tiene de los dos. El modo guiso para ir ajustando por aproximaciones sucesivas, revisando a cada momento y adaptándose a los cambios que se van dando.

Y el modo bizcochuelo que requiere tener preparados y mezclados de antemano los ingredientes para asegurarse que no falte ninguno y la química se produzca.

¿Te cuento cómo funciona el modo bizcochuelo? Está lo que hay que hacer y lo que tiene que pasar.

Un poco de técnica y un poco de magia. En realidad parece magia pero es un arte.

Si sos un genio y se te ocurren las mejores ideas para un nuevo desafío ya lo sabés. Pero nunca te preguntaste cómo se produce esa magia. Lástima porque si uno lo sabe, lo puede replicar y hasta enseñar.

O por ahí sos uno al que no se le ocurre nada, estás desesperado y andás buscando ideas y consejos. En ese caso esta receta te va a interesar.

¿Una receta para llegar a la verdadera innovación en tu proyecto o tu emprendimiento? Para crear algo único y original… receta en modo bizcochuelo. 

En primer lugar se necesitan las habilidades técnicas, lo que sabemos, pero también las habilidades emocionales y sociales.

Te voy a contar cuáles son esos ingredientes indispensables.

La destreza. ¿y qué es la destreza? La habilidad y la experiencia en la realización de una actividad, que ya es tan parte de uno mismo que se hace en forma natural, casi inconscientemente. Por eso es importante fortalecer tus destrezas en el tema que te interesa.

La improvisación: la capacidad de realizar algo sin haberlo preparado con anterioridad.​ Sin embargo, es necesaria una preparación previa para poder improvisar. Es tener confianza en lo que sabemos hacer y a la vez probar algo diferente.

El ingenio: es una forma repentina de la creatividad que aparece en situaciones de emergencia o escasez de recursos. Es la capacidad que tenemos para imaginar o inventar cosas, combinando con habilidad ciertos conocimientos y los medios de que disponemos en ese momento. 

También la intuición: darse cuenta de repente de algo importante sin necesidad de razonarlo. Eso sucede cuando nos liberamos por un momento de la lógica y nos volvemos permeables a percibir otro tipo de señales.

La empatía: la capacidad de resonar con las emociones del otro, de los otros también. 

Y aquí tenemos que activar la sincronicidad: Si bien es algo que no dominamos podemos exponernos a que eso suceda. 

Cuando surgen coincidencias inesperadas que nos hacen sentido para algo que estábamos buscando.

Todos conocemos esos momentos en que las cosas suceden como por arte de magia, en los que todo parece encajar de una manera casi increíble, en que sucesos que no podíamos prever parecen iluminar nuestros proyectos.

Y lo mismo sucede con la última, la serendipia. Es el arte de encontrar sin buscar en una mente preparada para darse cuenta de algo que no habíamos pensado. 

Exponerse al azar ayuda a que aparezca la serendipia: ese descubrimiento afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental cuando se está buscando una cosa diferente. Un encuentro entre la percepción del observador y la casualidad, que ha permitido grandes descubrimientos gracias al azar.

¿Y qué falta? Invitar a otros a ser parte para procesar juntos la masa que se ha ido unificando.

Allí entrarán a jugar la co creación, la colaboración y la innovación abierta: crear juntos, colaborar con las habilidades y recursos de cada uno e inspirarnos en lo que otros creadores están descubriendo y aplicando.

Horno a la temperatura adecuada, ¡y a sorprenderse con la magia!