Dos guerras mundiales y cada una con su postguerra de características muy diferentes. También historias de pandemias y de sus consecuencias en las personas y la sociedad. Hoy varios investigadores pronostican una posible reacción de post pandemia según el modelo de la primera guerra y otros prefieren creer en reacciones humanas y sociales semejantes a la segunda postguerra.

En la Primera Guerra no sólo murieron 20 millones de personas, sino 50 millones más por la llamada gripe española. Allí guerra y pandemia se combinaron. Cuatro imperios se derrumbaron y se crearon una serie de países en Europa Oriental y Oriente Medio, y antiguas ideologías aparecieron. En particular los nacionalismos extremos.

Al fin de la guerra, en lo social y en lo cultural se produce un movimiento que intenta olvidar y negar los duelos y las pérdidas: el espejismo de los años 20, llamados “Los años locos”. Allí el culto del placer, la euforia, la frivolidad, generaron la ilusión de una vida sin preocupaciones, superficial e irresponsable. Después de tanto dolor, eran las ganas de vivir intensamente sin importar las consecuencias. Allí aparecen el jazz, el art deco, la mayor independencia de las mujeres. En los cabarets y clubs se baila y se brinda con champagne.

Pero también fueron años de libertad, creatividad y transformaciones sociales. La alegría, el espíritu renovador, el deseo intenso por volver a vivir, influyeron en las artes plásticas, el cine, la fotografía, la arquitectura, la moda.

Es un tiempo de aparente prosperidad, en el que muchos pueden acceder al teléfono, los electrodomésticos, los aparatos de radio. Algunos, con más recursos, compran coches que, gracias a la fábrica Ford, se vuelven más accesibles.

Como todas estas nuevas tecnologías eran costosas, para hacerlas más accesibles, se creó por primera vez la venta en cuotas. Así se produjo un consumismo indiscriminado, ya que la gente podía comprar sin tener dinero. Consumo, crédito y optimismo económico llevaron al endeudamiento.

La economía empezó a crecer a un ritmo descomunal, generando una burbuja especulativa que explotó el 24 de octubre de 1929, conocido como el Jueves Negro. Y la crisis terminó en lo que se llamó la Gran Depresión de los años 30. Creció la inestabilidad, colapsó el comercio y se disparó el desempleo. En el mundo se fortalecen los nacionalismos y así se cae en una nueva guerra, la más grande de la historia.

¿Y qué pasó en la Segunda Guerra? Allí se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, agrupadas en dos alianzas enfrentadas: los aliados y las potencias del eje. Fue la más cruenta de la historia con el Holocausto y más de 50 millones de víctimas. Como consecuencia de la guerra, los Aliados crearon las Naciones Unidas, una organización para la cooperación internacional y se sembraron las bases de lo que más adelante se convirtió en la Comunidad Europea.

Al fin de la guerra los países intentaron poner de lado sus diferencias y avanzar en la cooperación, esperando evitar una nueva guerra mundial.
Fue una postguerra de compromiso, buscando el progreso a través de la austeridad y el esfuerzo. La productividad fue esencial en todos los campos, no sólo en la industria sino también en la medicina y la ciencia en general. Como si esta vez el dolor hubiera generado más responsabilidad y madurez.

¿Y qué podemos imaginar de cómo será esta post pandemia?
En este contexto, distintos expertos comenzaron a cuestionarse si el escenario mundial que resultará de todo esto será más parecido a la era posterior a la Primera o a la Segunda Guerra Mundial.

Nicholas Christakis, sociólogo, médico y profesor de Ciencias Sociales de la Universidad de Yale, sostiene que durante el desarrollo de la pandemia aparece una dimensión existencial y las personas buscan el sentido de sus vidas, pero que al finalizar la amenaza se produce un período de liberación. Christakis afirma: «Después de la pandemia puede venir una época de desenfreno sexual y derroche económico», y lo imagina similar a los años locos. Dice: “La gente buscará más interacción social. Irá a clubes nocturnos, restaurantes, manifestaciones políticas, eventos deportivos y recitales”.

Por su parte, Ian Goldin, profesor de globalización y desarrollo en la Universidad de Oxford, plantea una disyuntiva entre dos escenarios: mayores divisiones y aislamiento de los países o mayor cooperación internacional. Y cree que si se logra controlar pronto el virus, existirá la posibilidad de una recuperación comparable a la que hubo después de la Segunda Guerra Mundial.

Otra investigadora, Saskia Sassen, profesora de sociología y miembro del Comité sobre Pensamiento Global en la Universidad de Columbia, cree que lo más probable es que haya un «escenario intermedio» respecto a los que surgieron tras las dos guerras mundiales.

Da para pensar y parece imposible que vayamos a replicar textualmente alguno de los dos modelos preexistentes. Sin duda, los humanos somos capaces tanto de erotismo, derroche y creación, como de trabajar, producir y colaborar. Un mix entre las dos postguerras.

Pero a la vez parece haber un modelo de renacimiento que tiene rasgos propios, al acelerar y profundizar tendencias que ya nos convocaban. Y también al generar nuevos valores que aparecieron en la introspección, las limitaciones y los hallazgos que sucedieron a partir del obligado confinamiento.

Hoy estamos más dispuestos a revisar nuestros objetivos de vida, más atentos a la salud física y mental, a la búsqueda de equilibrio entre el esfuerzo y el bienestar, al cuidado de nuestros vínculos
Algunas cuestiones en las que los más jóvenes ya se venían reconociendo: menos consumismo, menos acumulación, valorización de lo natural, preocupación por el cambio climático.
Y sin duda la creatividad, la co-creación, lo colaborativo, las nuevas tecnologías, la comunicación, como bases de una nueva cultura.

Sin duda, habrán múltiples y variados escenarios, condicionados por la economía, las sociedades, las experiencias vividas, las oportunidades y hasta la personalidad de cada uno. Un desafío que nos toca enfrentar con muchas hipótesis y algunos puntos de referencia, pero que aún contiene más misterios que certezas.