Mi primer encuentro con la ciencia de las redes fue a través de Lazlo Barabasi, un físico experto en redes vivas, nacido en Transilvania.

Me encontré con su primer libro Linked, linkeados, y me enredó literalmente la cabeza. Muchas cosas que yo conocía acerca de las redes neuronales y las redes del pensamiento creativo me hicieron sentido cuando él mostró que las redes de vínculos funcionan del mismo modo.

Hoy Albert-Lászlo Barabási es uno de los investigadores referentes de la ciencia de las redes y hace pocos años dirige el Network Science Institute de la Northeastern University

A partir de lo que aprendí en aquel 2003 gracias a Barabasi, e integrando ese conocimiento con otras disciplinas, me dediqué a construir un modelo para el desarrollo de personas y organizaciones que llamé Pensamiento en Red y sobre el cual produje un libro. De ahí surgieron ideas de cómo pensar los nuevos liderazgos, el trabajo en equipo, la co-creación, la salud mental de las personas y organizaciones.

Entretanto, después de varios libros más y nuevos desafíos de investigación, el físico nos sorprende en el año 2018 con un nuevo libro, La fórmula. ¿Y de qué trata La fórmula

Del secreto del éxito medido por fórmulas matemáticas y de cómo se puede predecir y hasta generar el éxito. Se trata de la ciencia que está detrás de las razones por las que algunas personas tienen éxito y otras fracasan o, a pesar de ser brillantes, quedan en las sombras.

Dice Barabási, “Las leyes del éxito han gobernado nuestras vidas y carreras de modo tan inmutable como la ley de gravedad, y sin embargo no sabemos que existen”.

Siempre creímos que el esfuerzo, el compromiso, el talento y también algo de suerte nos podían dar los mejores resultados. Sin saber tampoco en qué proporciones debían estar todos estos ingredientes. Sin embargo la realidad nos muestra que con los mismos ingredientes a veces llega el éxito y otras no.

Y el secreto está en nuestras redes personales y profesionales. Para Barabasi el éxito no es individual, sino siempre comunitario ya que se construye a través de las redes que compartimos con nuestros colegas y con aquellos que nos siguen, nos valoran y se interesan en lo que hacemos. Y eso más allá del desempeño o los resultados que hayamos conseguido.

¿Y qué es el éxito? Éxito es cómo los demás perciben tu desempeño. Cuánto interesan tus logros, y cuánto le sirven a otros tus conocimientos, herramientas y experiencias.

Por eso Barabasi nos dice que somos las redes de las que formamos parte. La legitimidad nos la otorgan los otros. Y cuando nos transformamos en un gran conector adquirimos presencia, visibilidad y prestigio llegando a ser un referente en las redes de nuestros pares y seguidores. Y desde ese lugar cada vez nos aparecen nuevas oportunidades. Y no estoy hablando sólo de la web sino de las redes de la comunidad.

Todo esto lo explica Barabasi a través de las 5 leyes del Éxito.

La primera ley nos aclara que en algunos casos es sencillo medir el desempeño de una persona y en otros es casi imposible. El ejemplo de las actividades que se pueden medir es el de los atletas o deportistas de disciplinas individuales. 

Pero en otras actividades entra a jugar el valor de las redes. 

Esta reflexión me hace mucho sentido para los que trabajamos con el conocimiento, siempre inasible y difícil de medir. También para los investigadores y los artistas. En estos caso el éxito llega a través de la fama. Por eso, en aquellas habilidades difíciles de medir, para lograr el éxito, las redes importan más que el desempeño.

El secreto es entender el modo en que nuestro trabajo y resultados impactan en los otros. Es importante ser un hub, un gran conector, y ser visto, registrado y reconocido por otros grandes conectores. Así se construye el prestigio.

La segunda ley dice que si bien el desempeño es limitado, el éxito puede ser ilimitado. El ejemplo que nos da es el de los buenos vinos. Entre varios vinos excelentes es difícil percibir la diferencia y pronosticar cuál será el más elegido. Pero una vez que un experto prestigioso decide cuál es el mejor, ese producto puede lograr un éxito ilimitado en el mercado, y esto incluye también el aumento de su precio.

La tercera ley dice que los éxitos que ya obtuvimos son la base para éxitos futuros. Los exitosos son buscados, convocados, valorados, contratados. Cuanto más conexiones tengas en tus redes más fácilmente se te generarán nuevas conexiones y tu red se hará más visible.

Un artista premiado aumenta la posibilidad de volver a ser premiado. Aquellos que son percibidos como exitosos, atraen más éxito, y esto más allá de su desempeño. Esa cualidad o consecuencia se conoce como apego preferencial. El rico se hace más rico y las celebridades se hacen más famosas. Si al apego preferencial le agregamos esfuerzo y aptitudes, entonces el triunfo estará garantizado. Para Barabási, “Cuando la aptitud y la influencia social trabajan en tándem, el éxito no tiene fronteras.”

La cuarta ley dice que el éxito de un equipo requiere diversidad y balance. Sin embargo, los créditos del desempeño de un grupo van a ser generalmente otorgados a un solo individuo.

Barabási afirma que “para que un equipo tenga éxito, algunos de sus miembros deben traer diversidad, habiendo una combinación de nuevos actores y actores históricos. Ensamblar un equipo requiere un complejo balance: demasiado similares o demasiado diferentes no funciona.”

La diversidad de los equipos crea la mejor mezcla para el éxito, pero necesita de un líder. El buen liderazgo que ayuda a avanzar a un equipo hace también que los créditos del buen desempeño vayan mayoritariamente a su líder. El apego preferencial hará que esto sea cada vez más intenso, haciendo brillar más al líder.

Por eso si uno tiene ambición profesional, la sugerencia en que en las fases iniciales de desarrollo es muy bueno “abrazarse” a un líder, para aprender de él y mejorar sus redes de pertenencia. Pero en una fase más avanzada de la carrera hay que tratar de ser el líder. 

La quinta ley dice que con persistencia, el éxito puede llegar en cualquier momento. Y depende de sostener la creatividad a lo largo del tiempo. Barabási cree que mientras maduramos profesionalmente, nos volvemos mejores en traducir nuestras ideas en resultados de alto impacto. Y, como enseña la ciencia de las redes, aparece el punto de inflexión o tipping point, y tu proyecto e imagen se hacen exponenciales.

La ciencia del éxito nos enseña, con fórmulas matemáticas, que si queremos tener éxito, el desempeño es importante pero es sólo una variable. Tanto el profesional como el producto o proyecto necesitan ser ágiles, creativos y competitivos, pero además todo lo que hagamos deberá ser pensado en términos de construcción de redes y apego preferencial.

¿Y cómo hacer para formar parte de una red significativa? ¿Cómo construir un posible apego preferencial? No empezar por usar las redes que nos interesan, sino intentar aportar valor a ellas. Para que los demás nos reconozcan debemos aportar conocimientos, recursos, contactos, que a los miembros de esa red les resulten valiosos, originales e interesantes. Así el nuevo miembro agregará valor a la red a la cual aspira a pertenecer. Y no sólo dirigirse a los grandes jugadores sino colaborar con los nodos menores que necesitan crecer.

Por eso decimos que somos las redes de las que formamos parte. Y que al agregar valor a mi red aumenta simultáneamente mi valor y el de todos los otros miembros de ese sistema.

Y más aún, participar en redes que no representan nuestros intereses directos nos brinda la oportunidad de ser reconocidos y legitimados por personas de muy diferentes ámbitos que seguirán sumando a nuestra visibilidad y prestigio.