La semana pasada, una empresa me pidió brindar una charla sobre salud mental y bienestar. Les comparto aquí una pequeña reflexión al respecto, de algo que nos toca día a día…
Imagino que a esta altura todos sabemos qué es la hipocondría, pero por si acaso se los cuento. Es la obsesión, ante cualquier síntoma, de estar padeciendo una enfermedad grave.
Pero lo más sorprendente es otra forma de obsesión que me gusta llamar la hipocondría de los estados de ánimo. Un estado que suele acompañar a un divorcio, una crisis familiar, un cambio de trabajo, una mudanza. En esas situaciones nos dedicamos a un autochequeo emocional permanente. Esta mañana me desperté angustiada, por la tarde estuve más motivada, pero a la noche me agarró el bajón…
Cada momento, a cada hora, cambia el color y la intensidad de lo que sentimos. No estoy segura, pero sospecho que a mayor variedad de sentimientos y sensaciones, mejor conseguiremos procesar y entender lo que nos pasa.