Solos no podemos. Es algo que aprendí a los golpes. Encarar desafíos, tomar decisiones, probar ideas, abandonar luchas inútiles u optar por un cambio de trabajo. Son todos procesos que se ven muy enriquecidos cuando se tiene una red sólida de colegas, compañeros o simplemente personas con las que podemos contar para alivianar la carga. Pero trabajar en red exige necesariamente de nuestro esfuerzo: hay que tejerla.

«Las relaciones e intereses más diversos amplían y enriquecen nuestra red neuronal y de pensamiento. Mejora el software mental con el que tomamos las decisiones. A la vez, cuando desarrollamos más y mejores circuitos neuronales y redes de ideas somos más capaces de generar vínculos y redes humanas. El resultado es la colaboración creativa y la innovación», describe Sonia Abadi, médica psicoanalista e investigadora de redes humanas y autora de Pensamiento en red .

Para Abadi hay distintos tipos de lazos que se pueden generar y cada uno de ellos tiene una importancia singular. «Las redes vivas tienen lazos fuertes, predecibles y ordenados que permiten visualizar objetivos y trabajar en equipos siguiendo una misma línea. Tienen también lazos llamados débiles, azarosos o informales que generan densidad, diversidad y expansión de la red, integrando ideas y personas muy diversas», describe.

Según la autora una red también tiene hubs, nodos que atraen y distribuyen gran cantidad de conexiones. «En mi desarrollo profesional necesito cultivar redes vivas con ambos tipos de lazos y con hubs. En los vínculos laborales y sociales me conviene relacionarme con gente de ámbitos diversos aun si aparentemente tienen poco que ver con mi profesión o mis objetivos puntuales», recomienda.

Todo eso amplía y enriquece las redes mentales y laborales, y lleva a encontrar soluciones originales y oportunidades imprevistas. Lorena Amarante es publicista y hace años abandonó un buen puesto en una compañía para encarar un camino independiente. Y fue el trabajo en su red que había comenzado a tejer hace tiempo lo que le permitió dar el salto. Ahora acaba de publicar el libro El poder oculto de tu red , donde habla de la importancia de tomar conciencia del poder que tenemos a disposición y sobre cómo desplegar ese potencial.

«Implica invertir en recursos, especialmente en tiempo y esfuerzo en el desarrollo de nuestros contactos», dice. Para Amarante estos contactos, sin una adecuada estrategia que los sustente, se vuelven algo inútil. En el plano del desarrollo de marca y carrera profesional se desestima la importancia de la estrategia y se da excesiva relevancia a las tácticas o las plataformas y herramientas. «El poder oculto de nuestra red nos impulsará sólo si tenemos claro y descubrimos quiénes somos y hacia dónde queremos llegar, siendo conscientes de nuestras potencialidades y de nuestro valor agregado», agrega.

Para el español Virginio Gallardo Yebra, consultor en innovación y autor del libro Liderazgo innovador , el aprendizaje social en red es una palanca para la innovación que las empresas no pueden desestimar. «Es cada vez más importante crear comunidades, espacios donde conectar ideas, historias y conversaciones, es la nueva forma de aprender e innovar. Por ello, los procesos de talento deberán enfocarse cada vez más en gestionar comunidades para acelerar el aprendizaje organizativo», dice. En la misma línea, Sonia Abadi reflexiona: «Hoy el mundo viene en formato de redes y necesitamos crear mentes y vínculos en red para ser parte de los grandes cambios recibiendo y aportando al entorno”.

Artículo publicado por Martina Rúa en La Nación Revista. Domingo 5/6/16

http://www.lanacion.com.ar/1905469-pensar-en-red-impulsa-la-innovacion